Juan es un joven de veintitrés años. Su estatura es un poco grande, de aspecto fuerte. Su pelo es moreno y ojos oscuros. Es de familia adinerada.
Él estudia arqueología y también investiga pirámides. Su hermano le dijo:
-Un día me podrías llevar a la pirámide.
El día siguiente Juan lo llevó a dar un paseo por la pirámide. Cuando llegaron a una habitación oscura la puerta se cerró y se quedaron atrapados. Juan le dijo:
-Seguro que hay una llave que abre la puerta.
Después se encendieron seis antorchas y su hermano tropezó con una gran caja. Juan le dijo a su hermano:
-¿Estas bien? ¿Con qué has tropezado?
Su hermano le dijo:
-Si, pero he tropezado con una gran caja.
Juan se acercó a la caja y la abrió. Los dos se acercaron y se encontraron...¡un faraón! De pronto se abrió la puerta. Juan y su hermano salieron corriendo fuera de la pirámide y fueron a llamar a el jefe de excavaciones. Después fueron a la habitación, pero no estaba allí. Fue como por arte de magia.
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